Claustro de profesores en el
instituto en el que estoy de prácticas. En el orden del día, la aprobación e
implantación de la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE).
La preocupación de los profesores se palpa en el ambiente, pero un departamento
vive el debate con especial intensidad y angustia: el departamento de dibujo,
del cual he tenido oportunidad de formar parte durante dos meses, y que sufrirá
una reducción considerable de horas en sus asignaturas con la llegada de la
nueva ley.
La LOMCE ha reducido
drásticamente la presencia de las asignaturas artísticas, como la Educación
Plástica y Visual o la Música durante los 4 años de la ESO. También ha reducido
las asignaturas de dibujo dentro del Bachillerato. El Dibujo Artístico pasa a
ser una asignatura optativa de libre configuración específica, incluso en la
modalidad de artes. Estas materias, llamadas “no instrumentales”, que supusieron
en su día una conquista para la educación al permitir al alumno el desarrollo
de destrezas y capacidades que van más allá de lo técnico y racional, han
quedado relegadas a un plano de optatividad.
El ministro de Educación, José
Ignacio Wert, defiende las nuevas propuestas. Afirma que lo que se pretende es
una "compactación del sistema educativo eliminando una buena parte de las
distintas modalidades que actualmente tiene y que se han manifestado como
ineficientes”, y "muy caras". Esta supresión de horario se compensa
con un aumento del mismo en las “asignaturas instrumentales”, como Lengua y Matemáticas.
En la página web del Ministerio
de Educación se explica ampliamente que los resultados de España en los
informes PISA en comprensión lectora, matemáticas y ciencias están muy por
debajo de la media de la OCDE. Un análisis que hasta un niño de la ESO
perteneciente al actual sistema educativo podría realizar nos lleva a la
conclusión de que esto se soluciona eliminando horas de dibujo y aumentando las
de lengua y matemáticas.
Lo que no se ha tenido en cuenta
en este análisis es que el resultado del informe PISA no es homogéneo en todas
las comunidades autónomas. Nadie se ha parado a analizar por qué hay una
diferencia de 56 puntos entre Navarra y Extremadura en matemáticas. PISA
establece que entre un curso y otro existen 40 puntos de diferencia, de lo que
se colige que entre estas dos comunidades existe una brecha de un año y medio
de escolarización. La OCDE atribuye estas diferencias a desigualdades de carácter
socioeconómico dentro del país.
Quizá habría que analizar
aspectos de este tipo a la hora de comparar nuestros resultados en los informes
PISA con otros países, en lugar de decidir que es necesaria una nueva ley que
imponga más horas de matemáticas. O buscar los motivos de tan pobres resultados
en otros factores, como los recortes presupuestarios. Éstos eran más que
patentes en el instituto en el que he podido vivir la experiencia docente, con
un ratio desorbitado de alumnos por aula y ningún desdoble en todo el
departamento de dibujo.
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Grupo de 1º de Bachillerato de 43 alumnos hacinados en el aula de Dibujo Artísitco |
Los profesores están visiblemente
indignados por la situación. Toda la comunidad educativa ha participado en
múltiples manifestaciones que han convocado el Sindicato de Estudiantes desde
que se anunció la reforma de la ley. Surgen iniciativas desesperadas por parte de
algunos profesores, como Joaquim García, profesor de Dibujo del IES
Mediterrània de Benidorm, que en poco más de dos semanas ha conseguido que 136
docentes de Dibujo y Educación Artística de centros de Secundaria suscriban un
manifiesto en defensa del futuro de la Plástica que, con todas las adhesiones
que ha reunido, ha remitido a la Conselleria de Educación.
Volviendo a los informes PISA, que son al parecer de vital relevancia para la reputación de nuestro país, sus resultados también se están blandiendo como principal motivo por el
cual se han implantado pruebas de evaluación externa en distintos niveles: “El título de Graduado en
Educación Secundaria Obligatoria se obtendrá tras la superación de una
evaluación final que se realizará al final del cuarto curso de la ESO. Habrá
pruebas diferentes para acceder a Bachillerato o a Formación Profesional
dependiendo de la opción que hayan elegido los alumnos. La calificación final
de ESO combinará la nota media de las notas obtenidas en ESO ponderada al 70%,
y la nota de la evaluación final al 30%.”, dice la LOMCE. Además, se sustituye la Prueba de
Acceso a la Universidad por una evaluación de final de Bachillerato de ámbito
nacional.
Lo que se está consiguiendo con
esta medida es primar los resultados de pruebas de evaluación sobre la calidad
de la experiencia docente y su metodología. Se planifica así el sistema
educativo desde unos resultados pretendidos, olvidando casi por completo la
importancia que tiene el proceso de enseñanza-aprendizaje en sí mismo, y exigiendo
la consecución de los mismos objetivos a todo el alumnado.
Con este sistema, el alumno se
juega meses de esfuerzo y estudio a una carta. Se desvirtúa por completo la
motivación por adquirir conocimiento del alumnado, pues la meta ahora es pasar
la reválida. Así mismo, las cualidades individuales de cada estudiante dejan de
tener valor, que pasa a los conocimientos estáticos, válidos y esenciales de
las disciplinas formales, instrumentales. El sistema educativo debería
buscar otras formas de comprobar que se han alcanzado los fines propuestos
y dar más importancia al proceso didáctico, que puede ser agradable
si se plantea adecuadamente.
Volvamos al claustro con el que
he comenzado a disertar, en el que los profesores están preocupados por su
futuro. Los que todavía no hemos tenido la oportunidad de que la docencia sea
nuestro presente, escuchamos aterrados, aunque también compartimos otras
preocupaciones, como la vital urgencia de realizar un cambio en el acceso a la
profesión. Lejos de esto, no tenemos siquiera la posibilidad de presentarnos a
unas oposiciones, pues no hay lugar en el sistema para nosotros.
No obstante, no nos olvidemos de
quienes son los principales perjudicados por la nueva ley: los alumnos. En la
sociedad de la información, los conocimientos están en constante evolución y,
además, se encuentran al alcance de cualquiera con un golpe de i-phone. Cada
vez es más importante la capacidad de innovación, de observación y de
emprendimiento, ya no es importante memorizar información.
La educación plástica ayuda a los
futuros miembros de la sociedad a abrir sus esquemas mentales. Fomenta el
desarrollo de la capacidad creativa, la sensibilidad y la subjetividad, y el espíritu crítico en los individuos. Si no formamos a nuestros
alumnos desde una edad temprana para que desarrollen estas capacidades, estamos
sumiéndolos en el atraso cultural y el servilismo.
Como profesores, es un deber el inculcar
este espíritu crítico en nuestros alumnos, y para esto nos debemos hacer servir
del arte, porque la expresión artística es un espacio para la libre expresión
subjetiva y la reflexión personal. La mejor arma que tenemos es enseñar a los
estudiantes a pensar por ellos mismos, y así fomentar un cambio social.