viernes, 17 de abril de 2015

Reflexión sobre la situación actual de la educación artística



Claustro de profesores en el instituto en el que estoy de prácticas. En el orden del día, la aprobación e implantación de la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE). La preocupación de los profesores se palpa en el ambiente, pero un departamento vive el debate con especial intensidad y angustia: el departamento de dibujo, del cual he tenido oportunidad de formar parte durante dos meses, y que sufrirá una reducción considerable de horas en sus asignaturas con la llegada de la nueva ley.

La LOMCE ha reducido drásticamente la presencia de las asignaturas artísticas, como la Educación Plástica y Visual o la Música durante los 4 años de la ESO. También ha reducido las asignaturas de dibujo dentro del Bachillerato. El Dibujo Artístico pasa a ser una asignatura optativa de libre configuración específica, incluso en la modalidad de artes. Estas materias, llamadas “no instrumentales”, que supusieron en su día una conquista para la educación al permitir al alumno el desarrollo de destrezas y capacidades que van más allá de lo técnico y racional, han quedado relegadas a un plano de optatividad.  

El ministro de Educación, José Ignacio Wert, defiende las nuevas propuestas. Afirma que lo que se pretende es una "compactación del sistema educativo eliminando una buena parte de las distintas modalidades que actualmente tiene y que se han manifestado como ineficientes”, y "muy caras". Esta supresión de horario se compensa con un aumento del mismo en las “asignaturas instrumentales”, como Lengua y Matemáticas.

En la página web del Ministerio de Educación se explica ampliamente que los resultados de España en los informes PISA en comprensión lectora, matemáticas y ciencias están muy por debajo de la media de la OCDE. Un análisis que hasta un niño de la ESO perteneciente al actual sistema educativo podría realizar nos lleva a la conclusión de que esto se soluciona eliminando horas de dibujo y aumentando las de lengua y matemáticas.

Lo que no se ha tenido en cuenta en este análisis es que el resultado del informe PISA no es homogéneo en todas las comunidades autónomas. Nadie se ha parado a analizar por qué hay una diferencia de 56 puntos entre Navarra y Extremadura en matemáticas. PISA establece que entre un curso y otro existen 40 puntos de diferencia, de lo que se colige que entre estas dos comunidades existe una brecha de un año y medio de escolarización. La OCDE atribuye estas diferencias a desigualdades de carácter socioeconómico dentro del país.

Quizá habría que analizar aspectos de este tipo a la hora de comparar nuestros resultados en los informes PISA con otros países, en lugar de decidir que es necesaria una nueva ley que imponga más horas de matemáticas. O buscar los motivos de tan pobres resultados en otros factores, como los recortes presupuestarios. Éstos eran más que patentes en el instituto en el que he podido vivir la experiencia docente, con un ratio desorbitado de alumnos por aula y ningún desdoble en todo el departamento de dibujo.

Grupo de 1º de Bachillerato de 43 alumnos hacinados en el aula de Dibujo Artísitco
Los profesores están visiblemente indignados por la situación. Toda la comunidad educativa ha participado en múltiples manifestaciones que han convocado el Sindicato de Estudiantes desde que se anunció la reforma de la ley. Surgen iniciativas desesperadas por parte de algunos profesores, como Joaquim García, profesor de Dibujo del IES Mediterrània de Benidorm, que en poco más de dos semanas ha conseguido que 136 docentes de Dibujo y Educación Artística de centros de Secundaria suscriban un manifiesto en defensa del futuro de la Plástica que, con todas las adhesiones que ha reunido, ha remitido a la Conselleria de Educación.


Volviendo a los informes PISA, que son al parecer de vital relevancia para la reputación de nuestro país, sus resultados también se están blandiendo como principal motivo por el cual se han implantado pruebas de evaluación externa en distintos niveles: “El título de Graduado en Educación Secundaria Obligatoria se obtendrá tras la superación de una evaluación final que se realizará al final del cuarto curso de la ESO. Habrá pruebas diferentes para acceder a Bachillerato o a Formación Profesional dependiendo de la opción que hayan elegido los alumnos. La calificación final de ESO combinará la nota media de las notas obtenidas en ESO ponderada al 70%, y la nota de la evaluación final al 30%.”, dice la LOMCE. Además, se sustituye la Prueba de Acceso a la Universidad por una evaluación de final de Bachillerato de ámbito nacional.

Lo que se está consiguiendo con esta medida es primar los resultados de pruebas de evaluación sobre la calidad de la experiencia docente y su metodología. Se planifica así el sistema educativo desde unos resultados pretendidos, olvidando casi por completo la importancia que tiene el proceso de enseñanza-aprendizaje en sí mismo, y exigiendo la consecución de los mismos objetivos a todo el alumnado.

Con este sistema, el alumno se juega meses de esfuerzo y estudio a una carta. Se desvirtúa por completo la motivación por adquirir conocimiento del alumnado, pues la meta ahora es pasar la reválida. Así mismo, las cualidades individuales de cada estudiante dejan de tener valor, que pasa a los conocimientos estáticos, válidos y esenciales de las disciplinas formales, instrumentales. El sistema educativo debería buscar otras formas de comprobar que se han alcanzado los fines propuestos y dar más importancia al proceso didáctico, que puede ser agradable si se plantea adecuadamente.

Volvamos al claustro con el que he comenzado a disertar, en el que los profesores están preocupados por su futuro. Los que todavía no hemos tenido la oportunidad de que la docencia sea nuestro presente, escuchamos aterrados, aunque también compartimos otras preocupaciones, como la vital urgencia de realizar un cambio en el acceso a la profesión. Lejos de esto, no tenemos siquiera la posibilidad de presentarnos a unas oposiciones, pues no hay lugar en el sistema para nosotros.

No obstante, no nos olvidemos de quienes son los principales perjudicados por la nueva ley: los alumnos. En la sociedad de la información, los conocimientos están en constante evolución y, además, se encuentran al alcance de cualquiera con un golpe de i-phone. Cada vez es más importante la capacidad de innovación, de observación y de emprendimiento, ya no es importante memorizar información.

La educación plástica ayuda a los futuros miembros de la sociedad a abrir sus esquemas mentales. Fomenta el desarrollo de la capacidad creativa, la sensibilidad y la subjetividad, y el espíritu crítico en los individuos. Si no formamos a nuestros alumnos desde una edad temprana para que desarrollen estas capacidades, estamos sumiéndolos en el atraso cultural y el servilismo.

Como profesores, es un deber el inculcar este espíritu crítico en nuestros alumnos, y para esto nos debemos hacer servir del arte, porque la expresión artística es un espacio para la libre expresión subjetiva y la reflexión personal. La mejor arma que tenemos es enseñar a los estudiantes a pensar por ellos mismos, y así fomentar un cambio social.

1 comentario:

  1. El arte en niños cada vez debe cobrar más peso, desarrolla la consciencia, el aprecio, la calma, entre muchas cosas más. Como dices tú, despierta el espíritu crítico. ¿Qué fuera de nosotros sin el arte? Si solo el arte logra darle más sentido a nuestro existir. En vez de restarle importancia se deberían impartir clases sobre la técnicas desarrolladas por nuestros artistas y de las cuales nos sentimos orgullosos, como la técnica del puntillismo abstracto de Gabino Amaya Cacho, el luminismo de Joaquín Sorolla, entre muchísimos más.

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